miércoles, 8 de diciembre de 2010

Que el Mercado los proteja


"La mejor ley de medios es la que no existe" - Así dijeron Mújica, Astori, el guapo, y un largo etc.
He aquí la retirada del centro de su lugar político universalista, en el cual intentaba con la periferia (centro y periferia como categorías conceptuales) establecer un laso transferencial llamado Educación, hacia un lugar de pasiva observación.
Con el argumento de que una ley de medios significaría "recortar las libertades", Mújica se ha inscripto en la lógica del liberalismo, ya no solo económico si también cultural (aunque podría decirse que éste es tan solo una pata de aquel).
¿A qué libertad se refiere? Creo que la caída de la política en la izquierda se ha dado por la adopción de conceptos como "libertad" o "justicia" tal y como nos los entrega el mercado. Desde ese momento la izquierda ya no ha buscado ser intelectualmente resistente a lo ideológico que puede ser cualquier tipo de acción, enunciado, etc. y más todavía, ya ni siquiera se molesta en leer la cobertura ideológica en las cosas (siguiendo a Althusser, es ideológico algo en tanto intenta crear una representación falsa de las reales condiciones de existencia, perpetuando así las relaciones de producción-explotación capitalistas). El abandono a la resistencia es doble, teniendo en cuenta que los medios, funcionaron siempre, y más en la actualidad, como el principal aparato ideológico de Estado.
Entonces, y ahora sí, ¿que significa libertad? Libertad de hacer negocios masificando a la gente. Valido es decir: transmitir 24 horas de Tineli, Ricardo Fort, y su multiplicación en incontables programas  parásitos. Se entiende que esto no se dirige en beneficio a las personas si no directamente al capital.
El Estado ya no ocupa el lugar de quien rehabilita a un drogadicto (figura que simboliza muy bien a la masa), creándole una consciencia de sí mismo, un metalenguaje, sino que busca no interferir con sus acciones, cosa que oh, valga saber, lo autoritario que podría llegar a ser, respétese la libertad ante todo.
Muy bien, ellos quieren ser drogadictos, aquellos son muy felices con su pobreza y parece que no esperan nada más, a aquellos otros les parece muy interesante la actitud extraña que últimamente ha tomado Fort. No vayamos amigos a quebrar esas libertades.
Antes otorgarle al otro un lenguaje con el cual pensarse a sí mismo, tener un discurso sobre sí con el que pueda autodeterminarse conscientemente, era otorgarle las herramientas necesarias para ser libre, soberano y autónomo, y se definía como educación (no convencer de tal o cual cosa, sino permitirle decidir conscientemente una vez se encuentre en el lenguaje).  Hoy eso sería un acto totalmente tiránico, totalitario y despótico.
No es la clase política, el centro ilustrado, con su lenguaje y herramientas críticas quién hoy nos educa (o intenta hacerlo), sino simple y directamente el mercado, con su lógica impersonal de la ganancia y el beneficio.

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